T.V. REPETIR. T.V. REPETIR
Como si fuera un mandato repetimos el contenido de la televisión. No importa el medio, oral o escrito, sino el contenido compactado para metértelo de lleno, sin necesidad de masticar, y lo devuelvas en tu pequeño espacio virtual.
La televisión nunca habla de poesía, tan sólo se
refiere a ella como algo que está por fuera de la televisión. Lo más que hace es
nombrar con palabras inalcanzables, la prosa de algún griego anclado a la
muerte y del que sólo quedan efigies de piedra.
La televisión tiene la fuerza de dirigir qué
tan importante es B o M, cuánto se le tiene que odiar para representar el bien desde
tu lugar, poniendo tu granito de arena mientras replicás, indignado o soberbio,
lo mucho que aprendiste pegado a la pantalla.
En donde hablan corruptos e ignorantes bien vestidos,
entrevistados por periodistas brutos y bien vestidos que les preguntan con una
voz que el pueblo nunca aceptó: “¿Qué hacemos con la delincuencia?”
Te hablan con la “e”, se burlan de los que
hablan con la “e”, pero la mujer atractiva, casi parte del decorado, nunca
falta… es obvio, muy obvio, pero parecen gente buena, paladines de una verdad que
ellos mismos convirtieron en fundamental y ahora te entristece.
Poner travestis frente a las cámaras no los
hace mejores, son personas selectas, como ha sido siempre, sólo que ahora traen
consigo una lucha progresista, la corona perfecta.
Asesinatos comparten la pantalla con videos de
perros haciendo payasadas, políticos robando en acto flagrante y recetas de
cocina inaccesibles para la mayoría.
“Hay
comida para todo el mundo”, “el estado es la solución”, “hay que cuidar a las
empresas, la familia, la integridad, la inclusión…”
Replicar boludeces
es convertirse en cámara - parlante.
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