Soneto 2 de William Shakespeare - "Sonetos"

Cuando el asedio de cuarenta inviernos 
En tu erial de belleza abra trincheras, 
Tu juvenil librea, hoy admirada, 
Será un paño raído y harapiento. 
Y cuando te pregunten dónde ha ido 
El tesoro de tus días más lozanos, 
Responder que a tus hundidos ojos 
Afrentoso sería, un vano alarde. 
Cuánto más elogioso a tu belleza 
Sería decir: "Esta criatura 
Mi deuda salda y a mí me justifica, 
pues vuestra es la belleza que ha heredado". 
Así en la vejez joven serías, 
Verías arder tu sangre ya enfriada.



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